domingo, 23 de noviembre de 2014

Reinterpretación de una escena de Don Juan Tenorio.





Parte II. Acto II. Escena II

DON JUAN, CENTELLAS, AVELLANEDA y la ESTATUA de don Gonzalo.

 
CENTELLAS
   ¡Ahí va!
AVELLANEDA
¡Dios mío!
DON JUAN
¡Pero qué es esto!
AVELLANEDA
A mí me da algo.
 (Se desmaya.) 
CENTELLAS
Yo creo que estoy teniendo una pesadilla.
 (Cae al suelo desmayado.) 
DON JUAN
¡Es realidad, o estoy delirando!
Es su figura... su gesto.
ESTATUA
   ¿Por qué le causa pavor una estatua como yo
quien convidado a tu mesa
viene a por una momia como tú?¿o a esos dos
monstruos de pacotilla?
DON JUAN
¡Dios! ¡Yo juraría que ésa es
la voz del Comendador!
ESTATUA
 Bueno a decir verdad, no esperaba un
mejor recibimiento por tu parte.
DON JUAN
Mientes, porque he hecho arrimar
esa silla para ti.
  Para que veas
que, aunque me pillas  por sorpresa,
no te tengo miedo, por mucho que
seas Don Gonzalo
de Ulloa o quien quiera que seas.
ESTATUA
   ¿Aún dudas que lo sea?
DON JUAN
No lo sé.
ESTATUA
Pues pon, si quieres, desconfiado,
tu mano en el mármol frío
de mi estatua.
DON JUAN
¿Para qué?
   Me basta oírlo de ti;
asi que cenemos, pero te
advierto...
ESTATUA
¿Qué?
DON JUAN
Que si no estas muerto,
no vas a salir de aquí hasta
que lo estés.
   ¡Ea! Levantaos.
 (A CENTELLAS y a AVELLANEDA.) 
ESTATUA
No creas que se van a levantar
don Juan,
porque no despertarán
hasta que yo me vaya o 
si lo hacen volverán a desmayarse.
Así que no verán como
pides clemencia sin sentido.
Porque Dios ya sabe perfectamente
lo que me hiciste en el
panteón.
Pero aun así, vengo en su nombre
para ofrecerte lo que
nadie más puede prometerle a
una momia repelente como tú,
el perdón,
para que puedas entrar en el
cielo y no vayas directo a donde
deberías, al infierno.
 Así que Dios en su santa clemencia
te concede todavía,
un plazo hasta mañana
para que ordenes tu conciencia y
tomes una decisión sobre tu futuro,
cielo infierno.
Así que no me falles.
DON JUAN
Iré, de verdad que iré;
pero me quiero convencer
de que definitivamente
estás muerto
antes que salgas de aquí.
 (Coge una pistola.) 
ESTATUA
 Tu necio orgullo no te deja
ver, te ciega y te nubla,
momia asquerosa; pero ahora mismo
vas a comprobar que lo estoy porque

hasta los muros más espesos
se abren a mi paso; mira.

(Desaparece la ESTATUA sumiéndose por la pared.)